martes, 28 de diciembre de 2010

Me gusta pensar que hay ciertas cosas que ya están en el destino. Eso de que existe 'la suerte de la vida' me parece una explicación suficiente para aquellas cosas que a primera vista parecen ser inexplicables. Hace poco hablaba de este tema con un amigo y comentábamos que en efecto, la suerte de la vida parece ser casi siempre la justificación más sabia que encontramos para aquellas cosas que nos toca vivir y que muchas veces no entendemos porqué nos suceden.

Hoy me pasó algo muy chistoso. No suelo describirme a mí misma como una persona aficionada de las despedidas y mucho menos cuando se trata de las personas con las que más suelo convivir. Hoy me tuve que despedir de mi mejor amiga, quien junto con mi hermana y otro montón de amigos y familiares, se va de la ciudad a estudiar en el extranjero por todo el siguiente semestre.

Lo especial de la situación es que por ser ella quien se va, me cuesta aún más pensar que la próxima vez que voy a verla se encuentra en el calendario por algún día del mes de junio del 2011, o a lo mejor se podría prolongar hasta agosto. Este año ella y otra amiga son las personas con las que más he convivido y quienes más cerca han estado de mí. Mi amiga capricornio y yo compartimos muchas cosas que nos gusta hacer juntas, y tenemos una tradición extraña desde hace muchos años. Todos los inicios del semestre, vamos juntas a comprar nuestras agendas y otros útiles escolares. Las agendas nunca pueden faltar y con el tiempo nos hemos percatado de que tenemos muchas especificaciones para hacer la selección.

Este año, como no podré seguir la tradición puesto que mi amiga se va, decidí que el mejor regalo que podía darle para su próximo viaje y por su próximo cumpleaños era precisamente una agenda. Entonces me dispuse a encontrar la adecuada para mi amiga. Y es que elegir una agenda puede parecer tarea simple, pero no cuando te llamas Ivonne Garza o Mariluz Villasana. En estos casos la elección puede prolongarse hasta por varios días. Los criterios son muchos, el espiral, el tipo de hoja, el tamaño, el color y el más importante: el espacio designado para cada uno de los días del año. Recorrí alrededor de cuatro tiendas por aproximadamente dos horas hasta que encontré la adecuada y aproveché para comprar una para mí también. No podía romper la tradición, aunque esta vez mi amiga no estuviera conmigo. Y es aquí donde llega la mejor parte de la historia.

Al final del día, llegué a mi casa, muy emocionada por empezar a llenar mi agenda. En verdad es un ritual esto de las agendas. Llegué y lo primero que decidí fue que iba a pegar en la primera hoja el mensaje que me tocó en la rifa del niño Jesús el día de la Navidad. Me cayó tanto el saco ese día que la decisión de ponerla ahí para recordar el mensaje todo el año no fue mía, sino precisamente de la suerte de la vida. El mensaje reza ´Mi padre te ama, por eso me envió, no corras tanto, escúchalo en la oración. Te regalo la quietud de la noche de mi nacimiento, para que vivas la paz. Jesús.' Y no le pido nada más a la vida que me permita precisamente eso en el 2011, tener paz.

Mientras que buscaba entre mis cosas el papel adhesivo para poder pegar el mensaje en mi agenda me topé con la segunda de las señales que la vida me ha mandado para confirmar que en efecto la suerte de la vida existe. Me encontré con el calendario maya 2010 que un chaman me dio en Oaxaca el año pasado, y en el que había señalado mis días de suerte según la ideología maya y mi fecha de nacimiento. Decidí que después de haberlo tenido un año guardado, era necesario verificar que los días marcados hubieran tenido un significado importante. Me quedé sorprendida. La mayoría de las fechas coincidían con momentos especiales del 2010. Todos encuentros con nuevas personas en mi vida y cierres de ciclos con otras. Y entonces me emocioné todavía más: en mi calendario están marcados el 2 y el 15 de enero.

Bien dice Octavio Paz que 'el hombre no está en la historia: es historia' y siendo así, vamos formando nuestra historia día con día. Por eso me gusta tener una agenda, así hago más consciente mi existencia. A pesar de que coincido con Paz, creo también que no todo depende del ser humano. Nuestras historias siempre tienen entre sus ingredientes una pizca de suerte de la vida.

Entre otras de las líneas de sus obras Paz agrega que 'el amor es una tentativa de penetrar en otro ser, pero sólo puede realizarse a condición de que la entrega sea mutua [...] gozar del amor como lo que realmente es: un perpetuo descubrimiento, una inmersión en las aguas de la realidad y una recreación constante.´ El mensaje es claro, y creo que después de 21 años lo empiezo a entender. Todas las relaciones dependen de dos fuerzas unidas en la obtención de un mismo fin.

No sé que digan otros calendarios, ni que tenga planeado para mí la suerte de la vida. Hoy, gracias a mi amiga y a mi agenda, pude confirmar que no sólo no soy fan de las despedidas, pero que definitivamente la suerte de la vida existe.

No me queda más que la esperanza de que los efectos del 21 y 28 de marzo, 10 y 17 de abril, 3, 16 y 23 de noviembre, 6, 13 y 26 de diciembre del 2010 puedan multiplicarse en el 2 y el 15 de enero del próximo año.

2011, ven a mí.

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